5 mar 2007

P y E

Volcar el contenido de las charlas de este grupo es una tarea nada fácil. Nos ocupamos tanto de economía y mercados como de política y sociedad, el en camino por descifrar el interrogante si uno de estos temas resuelve los problemas o precisamente los genera.
Al respecto, el politólogo e investigador Pedro Isern, miembro de esta troupe, aporta el siguiente informe donde demuestra que históricamente cuanto están ligadas la economía y la política.



Desde finales del siglo XX es imposible desligar la política y economía de un país del contexto regional y global. Es decir, allí donde se haga política interna sin incorporar en el análisis variables globales, se estará haciendo mala política.

Brevemente, introduzcamos relevante información comparada

Gráfico 1


Fuente: Banco Mundial: “Economic Growth in the 1990s: Learning from a Decade of Reform”. Pagina .

Sostiene el citado informe que “World trade boomed in the 1990s.The overall volume of trade grew 2.5 times faster than world GDP, compared to the average of 1.5 times over the period since World War II. Import demand expanded at an accelerating pace in industrialized countries and also recovered in developing countries.”


A su vez, “The merchandise export growth of developing countries quadrupled in the 1990s, rising to an annual rate of 8.5 percent from less than 2 percent in the 1980s.”



El punto es claro: la política comercial tendrá una creciente incidencia en las decisiones de política pública interna. Por otro lado, cómo insertarse en el mundo ya no solo será una pregunta que deban responder en campaña electoral los candidatos a la presidencia en EE.UU.

El sector agropecuario argentino nos muestra un clásico ejemplo: siempre ha existido el legitimo reclamo por el fin de los subsidios agrícolas de los países ricos (principalmente la Política Agrícola Común (CAP, por sus siglas en ingles). Dicho reclamo convivía tensamente con algunas decisiones de política interna claramente incompatibles con ese pedido (retenciones y cambios múltiples). Sin embargo, hoy ya es imposible esa tensa convivencia. Es decir, es insostenible para un país demandar el fin de lo subsidios agrícolas y, a la vez, implementar medidas arbitrarias como las retenciones y la prohibición a las exportaciones de productos carnicos. Así, aquello que era tolerable años atrás es hoy intolerable, ante un mundo crecientemente interconectado, donde las políticas internas deben mostrar coherencia y predictibilidad con las demandas externas.

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